Nuestra autora Blanca Campos destaca en prensa con su obra, un cuento que fomenta la empatía y la inclusión desde la infancia
¡Ya no echo fuego! surge de la lucha cotidiana de un niño, arrojando luz sobre los desafíos de una enfermedad desde sus primeros años de vida
Blanca Campos, madre de un niño de nueve años con necesidades especiales, ha creado un libro que va más allá de la narración tradicional. “¡Ya no echo fuego!” nació de las emociones profundas de una madre que presencia la batalla diaria de su hijo Lucas, enfrentando desafíos desde una edad temprana. La historia se basa en un dragón malhumorado y busca promover la empatía y la comprensión entre los más pequeños, así como en la sociedad en general.
En esta historia, Blanca transporta a los lectores a un mundo mágico donde un dragón aislado expulsa fuego por su boca debido a su incapacidad para hablar. Nadie más se acerca a él, ni siquiera su propia familia, sin cuestionarse la razón detrás de su comportamiento. Sin embargo, un valiente pollito decide acercarse al dragón en un intento de entenderlo y encontrar un lenguaje compartido. La indiferencia se transforma en empatía, y la comprensión se convierte en un puente hacia la inclusión.
El libro “¡Ya no echo fuego!” es un llamado poderoso a la empatía y la comprensión hacia aquellos que son diferentes. Blanca Campos, además, ha completado esta obra con ilustraciones de Irene Renon diseñadas para sensibilizar sobre la indiferencia que a menudo enfrentan los niños con necesidades especiales, especialmente durante la infancia.
En BABIDI-BÚ, nos enorgullece apoyar a autores que comparten nuestros valores de promover la empatía, la comprensión y la inclusión. La historia de Blanca nos recuerda la importancia de educar a las generaciones futuras en estos valores fundamentales desde una edad temprana.
Sinopsis del libro
Ramón el dragón no podía hablar, siempre estaba enfadado. Atemorizaba a todos los animales, echaba fuego por su feroz boca y destruía todo lo que había a su paso. Un día llego un pollito que quiso ayudarle y solo tuvo que prestarle un poco de atención, tuvo paciencia y le supo ayudar. Ramón necesitaba ser escuchado y con un popurrí de colores se formó una gran herramienta de comunicación.
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