Escribir poesía para niños no es fácil. Escribir poesía no lo es, hablamos de poesía cuya carga poética en imágenes sea lo suficientemente fuerte como para impactar el imaginario, la sensibilidad.
La poesía es una epifanía en cada verso, es una posibilidad que el poeta le da al lector para entender de otra manera la realidad, la vida, el mundo. Los grandes poetas de la lengua castellana lo han demostrado siempre: una imagen poderosa con la palabra puede ser suficiente para tocar el alma.
Porque Escribir poesía para niños requiere de todo eso, pero también de un agregado especial: la poesía infantil está dirigida a lectores en formación, a “libros en blanco”, a personitas fácilmente sugestionables con una poderosísima imaginación. Es una gran responsabilidad, si lo pensamos detenidamente.
Como poetas, podemos despertar en ellos el amor hacia la palabra, enseñarles a desvelar el misterio de la metáfora, a descubrir por sí mismos la fuerza avasalladora de la poesía. No es un trabajo fácil, como ves.
De hecho, el poeta siempre ha tenido un lugar especial en la historia literaria, es un mediador entre la realidad y las personas, es un traductor, por así decirlo, que se encarga de desglosar todo aquello que no podemos alcanzar a ver o sentir. Sí, es un ser de alta sensibilidad, de diferente sensibilidad.
Y cuando la poesía va dirigida a los niños, esa sensibilidad distinta ha de ayudarle a conectarse con esos locos bajitos, que pueden ver el mundo en su justa dimensión de locura y fantasía. Porque, ¿hay algo más desbocado que la imaginación infantil?
El gran reto
Ese es el gran reto: pensar como niños, sentir como niños, “ver” como niños. Es la única manera de que la poesía les llegue directo, y no como creemos que piensan o sienten. De alguna manera, el poeta debe hacerse niño de nuevo. Desaprender lo aprendido, tal y como Picasso recomendaba a los pintores.
Por lo tanto la rima fácil, la ñoñería, lo cursi no valen. No creas que porque no tienen la capacidad lingüística totalmente desarrollada, se le permite al poeta escribir cualquier cosa.
Es difícil decirle a alguien cómo escribir poesía, y poesía infantil aún más. Pero sí, hay ciertos consejos a seguir, cierto conocimiento de las etapas del desarrollo lingüístico infantil indispensable para que el poema sea lo que queremos.
El proceso lingüístico tiene estadios: no es lo mismo un lector-oyente de seis años que uno de doce. Por lo tanto, el poema, su configuración, sus imágenes y hasta sus palabras, deberán ser apropiados a esas capacidades.
Porque la poesía infantil es una herramienta de gran valor pedagógico para estimular en los niños la curiosidad, la imaginación y el lenguaje, establecer vínculos emocionales y afectivos y desarrollar la comunicación, además de ayudarles a adquirir valores estéticos.
La importancia de la poesía infantil
Por muchas cosas la poesía infantil goza de un puesto privilegiado en editoriales y en las escuelas. No se trata solo de palabras bonitas puestas una al lado de la otra, o coplas fáciles para que los niños las aprendan. Es mucho más que eso.
Por ejemplo, enriquece el vocabulario infantil favoreciendo el desarrollo del lenguaje. Las frases poéticas suelen ser más complejas y elaboradas que en los cuentos. Potencia la expresión oral a través de las rimas y estimula la imaginación mediante las imágenes poéticas.
¿Has oído la expresión de que la poesía es música? Pues es cierto, y a través de la poesía los niños pueden valorar la musicalidad del lenguaje, lo que también estimula su memoria rítmica y auditiva, y también visual.
Además, gracias al lenguaje poético los niños aprenden y comprenden conceptos cada vez más complejos, lo cual ayuda a desarrollar el pensamiento. Y, por supuesto, fomenta la lectura desde edades tempranas, algo que sin duda cada vez hace más falta.
Sobre todo, le presta alas a su imaginación, tal vez uno de los valores más inapreciables de la poesía. ¿Y sabes qué? Puede ser un proceso muy divertido (si hay diversión, las cosas se aprenden mejor y se fijan más en la memoria).
Escribir poesía para niños
Ahora bien, ¿quieres escribir poesía para niños, o ya tienes algunos poemas escritos? Como mencionamos más arriba, la literatura infantil en general tiene ciertas pautas, pues debe estar adecuada a la edad de los niños.
Lectura antes que nada
Hay poemas y coplas populares que bien pueden servir de ejemplo. Y hay autores insignes en lengua castellana que te pueden dar una idea de “lenguaje sencillo” pero lleno de poderosas imágenes.
¿Un ejemplo? El poema “El lobito bueno” de José Agustín Goytisolo, donde trastoca todos los puntos “obligatorios” de los cuentos de hadas: la fealdad de las brujas, la bondad de los príncipes, la naturaleza traicionera de los lobos y la humildad y sumisión de los corderos, y con la fórmula tradicional: “Érase una vez un lobito bueno…”.
A través de un lenguaje sencillo y una rima melodiosa va cambiando los valores establecidos y va dándole al oído infantil otra posibilidad de ver y comprender el mundo, “un mundo al revés”.
Otros ejemplos pueden ser “El lagarto está llorando” de Federico García Lorca, o “Los ratones”, de Lope de Vega. Como ves, nuestra literatura está llena de poemas que los niños pueden entender fácilmente desde la conciencia y desde el corazón.
No se trata de que copies a estos poetas, se trata de que tú también, como poeta, encuentres ese lenguaje sencillo con el que acercarte a los niños.
El humor, un poderoso instrumento
El humor atrae mucho a los niños, lo entienden de un modo casi visceral. Lo importante es que recurras a experiencias propias, recuerdos de tu infancia, e incluso hacer uso de tus miedos y temores infantiles. Será una forma de conectar con tus lectores-oyentes.
Piensa como un niño
Es difícil, sobre todo porque los adultos solemos olvidarnos rápidamente de cómo nos sentíamos cuando éramos niños. Pero intenta pensar cómo vería un niño o niña la situación que quieres plasmar en tu poema, el temor a la oscuridad, o ir al dentista, o al regaño, o a las burlas.
¿Rima? Sí
Las rimas pueden ser un recurso mnemotécnico muy eficaz, y no es necesario que todos los versos rimen. Puedes utilizar tanto la rima asonante como la consonante: la primera es cuando las palabras suenan parecido (un verso terminado en “corazones” y el otro en “olores”), y la segunda es cuando las sílabas finales de las palabras son idénticas (“gato” y “rato”).
La rima le otorga al poema musicalidad, y eso promueve que los niños se aprendan de memoria el poema, y no solo eso sino que empiecen a “rumiarlo”.
Intenta los caligramas
Los caligramas son poemas visuales, composiciones poéticas en las que las palabras forman una figura relacionada con el contenido. Fueron muy utilizados por los poetas vanguardistas de comienzos del siglo XX, pero sirven de maravilla para el propósito de escribir poesía para niños.
Poemas cortos
El lapso de atención infantil es corto, utiliza la brevedad para generar más impacto. En este sentido la quintilla es perfecta, porque es un tipo de estrofas de cinco versos de rima asonante, que en sus formas populares utiliza temas absurdos y divertidos.
Los dos primeros versos riman entre sí, el segundo y el tercero igual, y el quinto rima con el primero. El esquema de rimas hace que sea muy musical y adquiera vida cuando se recita en voz alta.
Qué usar en un poema infantil
Trata de incluir datos sensoriales, detalles que les digan a los niños cómo te sientes, qué oyes, qué ves, cómo se sienten las cosas a tu alrededor. Haz uso de la repetición y la aliteración: la aliteración es una figura retórica que se da cuando en un verso se repiten uno o varios sonidos, tan usual en los trabalenguas:
“Tres tristes tigres comieron trigo en un trigal”, o “El amo ama al ama de llaves pero el ama de llaves no ama al amo”, o “Pablito clavó un clavito, ¿qué clavito clavó Pablito?”, y así por el estilo.
La repetición, por su parte, se trata de repetir palabras en un verso. Puede ser como anáfora, que es repetir la primera palabra al comenzar cada verso, o puede ser en polisíndeton, que es la repetición de una o varias conjunciones en el verso. Todo esto da más fuerza expresiva al poema.
Factor sorpresa
Darle un giro final sorpresivo al poema es una manera de captar la atención de los niños, sobre todo si es absurdo. Recuerda que el humor es un gran aliado.
Publicar poesía para niños
Si ya escribiste un poemario para niños, si ya lo has sometido al escrutinio implacable de hijos y sobrinos, si otros lectores infantiles le han dado su visto bueno, lo que queda es publicarlo.
¿Dónde acudir? La verdad, hoy en día es bastante fácil. En la web existen muchas editoriales a las que solo envías tu manuscrito y ellas te dan su opinión, te ayudan a pulir lo que haya que pulir y te orientan en todo el proceso de publicación.
Publicar poesía infantil es mucho más fácil con este método, en el que no tienes que esperar para ver tus poemas infantiles publicados, y con el que tendrás un libro perfecto para hacer lecturas y presentaciones con los niños.
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Hay muchas librerías y espacios culturales en donde cada vez más integran al sector infantil en salas especialmente acondicionadas para que padres e hijos pequeños lean, como una manera no solo de promover la lectura sino de acercarlos a la magia de la literatura.