Para explicártelo, tengo que contarte el cuento del árbol del futuro.
Hace tiempo existía un árbol muy bonito, fuerte, grande y lleno de vida. Su tronco era grande porque tenía muchos años y sus abundantes ramas, aunque eran distintas, todas tenían algo especial. Lo que hacía de este árbol aún más peculiar eran sus hojas, sus flores y sus frutos. ¡Qué maravilla de árbol! Todos los que lo veían se enamoraban de él.
Un día llegó un aire malvado, que poco a poco fue enfermando a las ramas y sus hojas. Su intención era destruir nuestro hermoso árbol. En poco tiempo, estaba enfermo de gravedad, sus ramas empezaban a estar vacías de hojas, pronto el árbol moriría. El aire malvado estaba venciendo.
Pero esas hojas que quedaban, se agarraron fuerte a sus ramas, y juntos lucharon por defenderse del mal.
Hasta que un día, las hojas empezaron a resistir y brotaron otras nuevas, también salieron flores y frutos. El aire malvado perdía fuerza, pero nuestro árbol recobraba su vitalidad y salió victorioso.
El mal siguió viniendo pero ya no podía vencer porque nuestro árbol estaba preparado. Así llegó a ser el gran árbol del futuro, que tú y yo conocemos como España; sus hojas, nosotros sus habitantes; sus ramas, sus pueblos, y el mal que padeció fue un virus llamado Coronavirus que no consiguió destruirnos.