Hace ya mucho tiempo, nuestras vidas cambiaron de repente. Fue algo mágico, pero sin su toque de fantasía.
Se empezó a escuchar hablar de un virus en China, que era un bichito que hacía daño a mucha gente, y le llamaron Coronavirus. Resulta que le gustaba viajar, y llegó finalmente a España. Es que era muy contagioso y los médicos nos decían: «¡Quédate en casa!». Y eso hicimos.
Cerraron colegios, restaurantes, tiendas… Sí, sí, era como una ciudad fantasma. Aquí sí que empezamos a preocuparnos. Yo bajé mi mirada a mi tripita, y ¿sabes quién estaba ahí dentro? Tu mamá, eso es, tú mamá. La acariciaba mucho para que notara que tanto tu abuelo como yo, estábamos ahí para protegerla, y le decía: «¡Resistiremos, cariño! ¡Este virus no puede acabar con nosotros!»
Por muy difícil que fueran las cosas y no supiéramos el final, sabíamos con certeza que tu mamá iba a ser el mejor final para todos. Y así fue. Nació en Septiembre y fue lo más maravilloso del mundo. Que encima luego, te trajo a ti, que simbolizas esa lucha, esa resistencia y, sobre todo, esa victoria.