Pues verás, cariño: De repente, un virus que invadió China, cruzó todas las fronteras del mundo. Y sin que nos diera tiempo a hacernos a la idea, ya estaba instalado en España. Nos obligaron a vivir dentro de casa y tan solo podíamos salir por algún motivo de fuerza mayor, como era el ir a por comida o medicamentos. En los coches solo podía ir una persona, y las calles estaban llenas de silencio y miedo. Pero lo más bonito es que cada día, a las 20h de la tarde, España entera salía a sus balcones, todos unidos para aplaudir a todos los sanitarios por la labor tan bonita y fuerte que estaban haciendo en los hospitales con los enfermos . Fueron 40 días llenos de mucha impaciencia y de desconcierto, pero la unión hizo la fuerza. La solidaridad fue la que convirtió al virus en pasado, y el compromiso social y la unidad pusieron fin a una guerra biológica. Una guerra que, «en un cerrar y abrir de ojos», nos dejó huella para siempre en nuestra memoria.
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