—¡Pandemia! –gritó Lucas a su hermana pequeña mientras jugaban en el salón de la casa de sus abuelos.
—Lucas, ¿sabes qué significa eso? –preguntó el abuelo.
—He oído que es quedarse en casa durante semanas y lavarse las manos muchísimo.
—Has descrito lo que tuvimos que hacer para que el «rey de los virus» no se extendiera por todo el país –dijo la abuela.
—Me lo han contado en el colegio, ¿tú viviste eso, abuela?
—Y tu padre y tu tía también, que se portaron estupendamente bien, jugaron, leyeron o estudiaron, e hicieron las labores del hogar, como limpiar o cocinar.
—Te ha salido un rap súper molón. ¿Por qué dices que fue el «rey de los virus»?
—Pues porque le pusieron una corona en su nombre, «coronavirus».
—Abuelo, ¿volverá a atacarnos? –preguntó Lucas, preocupado.
—Ya no puede hacernos daño. Los investigadores crearon una vacuna que destruye a este bicho.
—¿Y solo teníais que permanecer en casa?
—Así de sencillo. Una vez que todo pasó, la felicidad de todos era inmensa, tanto que los seres humanos desde aquella pandemia, nos amamos de verdad entre todos, y ya respetamos muchísimo la naturaleza.
—De mayor seré investigador y descubriré muchas curas.
—Estoy seguro de ello, Lucas –miró a su mujer y continuó diciendo—: ¡estamos muy seguros!