—Abu, cuéntame un cuento –pidió la pequeña María, con esa mirada mágica reservada solo para nietos y abuelos.
—Claro que sí, cariño. ¿Cuál quieres que te cuente? El del niño que no quería hacerse mayor, el de la mariposa encantada, el de el elefante y la efímera…
—No, abu, cuéntame el de cuando os hicisteis mayores.
—Ese te lo he contado muchas veces —contesté
—Lo sé, abu, cuéntamelo una vez más, por favor.
—Como quieras, cariño.
«Hace mucho tiempo, sucedió que unos bichitos invisibles se querían hacer dueños del mundo. Las personas estaban asustadas y tenían miedo. Todos nos quedábamos en casa, donde los bichitos no podían entrar. Aunque unos pocos tenían que salir a cuidar de todos nosotros.
Pasaron los días, y curiosamente las personas empezamos a querernos más a nosotros mismos y a demostrar el amor a nuestros seres queridos, a nuestros amigos, a nuestros vecinos y a la naturaleza. Entonces, un día sucedió algo increíble, todos empezamos a gritar: “¡Somos valientes y vamos a ganar!”. Y al ver los bichitos lo unidos que estábamos y lo valientes que éramos, se dieron por vencidos y decidieron marcharse y no regresar jamás».