—… Y allí estaba yo, asomado al balcón, recibiendo los aplausos de todos mis vecinos, que no paraban de gritar palabras de agradecimiento. Nunca me había pasado algo así. La ciudad volvía a nacer cada día a las ocho de la tarde para agradecer a los sanitarios el comportamiento ejemplar que habían tenido durante la dura batalla para así…
El niño miraba boquiabierto al abuelo. Deseaba saber qué armas se habían usado para vencer al enemigo.
—… El enemigo era invisible. Solo se le podía vencer un buen lavado de manos y las medidas de aislamiento en las casas. En el hospital solo podíamos defendernos a duras penas. Muchos de mis compañeros cayeron, pero al final logramos ganar la guerra.
—Abuelo, si es verdad lo que me cuentas, eres un héroe.
—Todos fuimos héroes de verdad, y no de esos que aparecen el los comics que estás leyendo. Si tú también quieres ser uno, vete a tu cuarto a estudiar; así podrás convertirte en médico cuando seas mayor y salvarás vidas como hice yo, como hicieron muchos…
El abuelo comenzó a lagrimear, acordándose de todos aquellos compañeros a los que perdió en la batalla contra aquel virus del año 2020…